Pide que el camino sea largo.

Que sean muchas las mañanas de verano

en que llegues -¡con qué placer y alegría!-

a puertos antes nunca vistos

jueves, 29 de noviembre de 2012

EXAMEN




Como cada tarde, el examen comenzaba ya desde la puerta: la llave no estaba puesta y el portón cerrado evitaba corrientes perniciosas de aire.  El pasillo, limpio; sellado en la puerta del doblado, y entreabierto en la del dormitorio mostrando la cama hecha.

Mientras le daba el beso, comprobaba la mesa: el marcapáginas del libro había avanzado a posición más adelantada;   una revista casi siempre devota soportaba el estuche de las gafas o el monedero y alguna carta del banco esperaba  consulta.  Y el pelo: de cuando en cuando las dos bandas indicaban que pronto tocaba peluquería.  En la ventana el  tibio sol de la tarde se filtraba por entre  orquídeas en perpetua primavera.

Entraba, como inopinadamente, en la cocina: había fruta en la nevera  y alguna cerveza para los hijos.  Estaba en regla el proyecto de comida para la cena,  y quizás algún servicio de mesa reposaba en el fregadero…  A veces, y sin ser noviembre,  en un rincón de la encimera titilaba una lamparilla encendida.

 -  Mamá,  ¿quién tiene exámenes estos días?