Pide que el camino sea largo.

Que sean muchas las mañanas de verano

en que llegues -¡con qué placer y alegría!-

a puertos antes nunca vistos

miércoles, 31 de diciembre de 2014

ISLANDIA 8.- HVERIR. VITI.

En las immediacionaes del infierno: Hverir

Pasada la medianoche: a la izquierda el volcán Hverjal  y al fondo un volcán tuya nevado


      En la jornada de ayer a última hora de la tardeen el cráter del volcán Hverjal,  el sol iluminaba las laderas amarillentas del monte Námafjal a pocos kilómetros.  Era una vista excepcional que combinaba la calidez de la luz del sol de la tarde con las coloraciones amarillas y ocres de las montañas que destacaban en el paisaje oscuro de lava.   A medianoche, el sol seguía próximo al horizonte sin ocultarse y sacando rojizos colores a las pocas nubes alargadas que se extendían por el oeste sobre los volcanes cubiertos de nieve.

Campo de fumarolas y solfataras de Hverir y montaña de Namafjal

Barro candente junto a la Nacional Una, a la izquierda el puerto de Námaskard

     Námafjal fue la primera visita de la mañana.  La carretera una, se dirige hacia el este y sube el puerto de Námaskard desde el que se disfrutan unas excelentes vistas:  hacia el sur el desierto motejado de volcanes tuya. al oeste el lago, al norte el complejo volcánico del Krafla y al este la cuenca del Jökulsá á Fjöllum.  En la zona norte de Námafjal (montaña de la mina)  se sitúa la solfatara Hverir, un amplio complejo amarillento de azufre con chimeneas humeantes que producen fuertes zumbidos, charcos azulados o grisáceos de barro hirviente y un potente olor a azufre.  Pasear con prudencia por los caminos señalizados, ya que hay cierto riesgo en salirse de ellos, te lleva de asombro en asombro a uno de las vivencias islandesas más espectaculares.
Solfatara humeante y ruidosa








Arroyo de agua hirviente bajando de Namafjal

Reponiendo nieve para enfriar las cervezas


      Como es buena idea variar de contenido la siguiente visita iba de cascadas.  Hacia el este, siguiendo la circular número uno y en unos kilómetros girando hacia el norte están los accesos a Dettifoss.  Hay dos posibilidades, una siguiendo la margen izquierda del Jökulsá á Fjöllum y otro por la margen derecha después de pasar un moderno puente sobre el río de aguas blanquecinas.  Optamos por este segundo trayecto, algo más largo y con peor carretera, pero que permite unas vistas mejores y menos concurridas de la cascada.  No pudo ser: nos encontramos la indicación de carretera cortada,  que en mayo todavía es frecuente en las carreteras secundarias.  Nos volvimos y tomamos el camino clásico que nos dejó en unos enormes aparcamientos en el que ya había bastantes vehículos.  Tras un corto paseo entre lava y algunos neveros se accede a la cascada que tiene fama de ser la más caudalosa de Islandia.  El espectáculo es impresionante, una arista de cien metros de anchura dejando caer agua unos cuarenta metros en un cañón en el que se oculta a las miradas de los visitantes y que llevará al turbulento río a varias cataratas más antes de llegar al ártico. 
  
El Jökulsá á Fjöllum encañonándose tras la caída en Dettifoss


Dettifoss es considerada la catarata más potente de Europa

Todavía hacía frío esa mañana junto a Dettifoss
        No seguimos el curso del río sino todo lo contrario:  corriente arriba a un cuarto de hora de paseo está la catarata de Selfoss, tal vez menos espectacular que la de Dettifoss pero que combina una mayor anchura de caída con el fluir más tranquilo del agua entre neveros y columnas de basalto en sus bordes. 
El río Jökulsá á Fjöllum despeñándose en Selfoss

Un descansito junto a la cascada de Selfoss


            El camino es llano y discurre entre mares de lava en cuyos horizontes de ven montañas cubiertas de nieve, algunas de ellas espectaculares al tener en su parte alta unas extensa meseta lo que hace que nos recuerden enormes tartas de cumpleaños.  Son los volcanes tuya o volcanes mesa y su forma tan peculiar se debe a que se formaron por una erupción bajo una enorme capa de hielo de bastantes centenares de metros.  Son frecuentes mirando en la dirección sur atravesando visualmente todo el enorme y temible desierto de lava de Odaðahraun que  se entiende desde la carretera hasta el inmenso Glaciar Vatnajökul.  Destaca en medio del desierto el Herðubreið y a su izquierda, pero mucho más lejos el Askja.  
Cascada Selfoss

            La zona está totalmente despoblada.  De los 330.000 habitantes de Islandia, más del setenta y cinco por ciento viven en la capital y sus barrios y ciudades adyacentes.  El resto es un territorio extenso y con una densidad de población mínima.  La población en las últimas décadas ha ido progresivamente emigrando a la capital y abandonando el campo.  De hecho los propietarios de tierras en Islandia han vendido sus propiedades al estado y han optado por una vida más urbana.  Sin embargo la natalidad crece en Islandia favorecida por las ayudas estatales.  Los islandeses tienen a sus hijos siendo bastante jóvenes  en torno a los veinte años, y es frecuente ver a mamás recién salidas de la adolescencia paseando a sus bebés.  Gozan de interesantes ayudas económicas y muy buenas condiciones laborales para criar a los hijos.  Las madres solteras tienen especial protección estatal lo que hace que el matrimonio no sea una opción muy aconsejable desde el punto de vista económico. 


       Después de la visita a las cascadas  volvimos a la zona del volcán Krafla, al norte del lago y de Námafjal.   El volcán Krafla es el centro de una región de una notable actividad geotérmica en la que cabe incluir Námafjial y Leirhnjúrkur.  La actividad energética de la zona se explota en la planta geotérmica que canaliza  el vapor del interior de la tierra para producir energía eléctrica.   El vapor se extrae mediante una serie de perforaciones desde las que se conduce el vapor a gran presión por unos tuberías enormes hasta la central productora.  El enorme cono del volcán es un hervidero de ruido y nubes de vapor visibles a bastante distancia.

          Muy cerca, pues realmente es la misma zona, está el volcán de fisura Leirhnjúrkur cuya última erupción data de los años ochenta.  La fisura se prolonga muchos kilómetros en dirección norte y en toda su extensión se alternan fumarolas en campos amarillentos de azufre y campos de lava negra y rojiza y  aún mantiene la tierra a elevada temperatura en muchos puntos  Se estima que el magma fundido no está a más de kilómetro y medio de profundidad.  Como contraste, para acceder  a la fisura volcánica, tuvimos que hacer un buen recorrido andando sobre nieve.  Pero una vez que se llega a la fisura el paseo discurre por un paisaje digno del infierno de Dante. Después del paseo por el volcán- fisura es imprescindible subir al cono del  extinguido volcán Viti, nombre que significa infierno y que tiene otro homónimo en el volcán Askja.  El cono alberga un precioso lago interior de un precioso color turquesa.  Una delicia visual relajante en mitad de una tierra atribulada.
Cráter del volcán Viti (infierno) alojando un precioso lago helado de tonos turquesa

            Terminamos nuestra visita al parque natural de Myvatn con una relajante tarde de baños y sauna en Jardbödin vid Myvatn el equivalente al Blue Lagoon de las tierras del norte.  Nada como par de horas de relax en la sauna o en las cálidas (o frías si los prefieres) aguas termales del Krafla mientras sigues admirando obsesivamente el extrañamente hermoso paisaje de Myvatn.



sábado, 6 de diciembre de 2014

ISLANDIA 7.- MYVATN



 
Lago Myvatn y volcán-tuya

A bordo del Níels Jónsson,saliendo del puerto de Hauganes debidamente disfrazados

Avistamiento de ballenas jorobadas: Visto...
    La mañana iba a ser marinera: desde Akureyri nos desplazamos al puerto de Hauganes donde nos disfrazamos con un mono rojo que nos protegería de agua, viento y frío, que los había esa mañana.  El barco se llamaba Níels Jónsson  y en él embarcamos en singladura por el Eyjiaförður.  A pesar de los guantes, los dedos estaban helados, tanto como la punta de la nariz o los pies. 
... y no visto
     El patrón nos iba avisando con una metonimia del reloj la dirección en que emergían las ballenas: Twuelve" si era a proa,  "Six" para la popa,  " Eight" , a babor, algo atrasado, Three para estribor  Así logramos ver en un rato más de diez ballenas jorobadas que son las que recalan en esos fiordos. El avistamiento era efímero: un momento fugaz mientras asoman la cabeza para respirar y desaparecer de nuevo en las frías aguas despidiéndose con la cola hasta dentro de bastantes minutos tal vez a kilómetros de distancia.   
Eyjiaförður

Dos de un tirón

¿Cinco kilos?
     Cansados de avistamiento comenzamos una sesión de pesca de bacalao con caña.  He pescado pocas veces en mi vida, más bien lo que he hecho es tirar la caña y aburrirme esperando una captura que no solía venir.  Con tales precedentes la pesca  no era lo que más me seducía esa mañana y decidí no pescar y emplear el rato en hacer fotos del fiordo y las montañas con nieve y tal vez alguna eventual captura de los compañeros de expedición. Sin embargo al ver que los demás sacaban hermosos bacalaos solo con hacer que los señuelos tocaran fondo en la ría, me animé a coger una caña y probar.  En efecto, al momento de sentir que los anzuelos llegaban al lecho del fiordo, con un simple tirón ya podías sacar uno y a veces dos bacalaos en sendos anzuelos y de buen tamaño.  En poco más de media hora saqué seis o siete y Gloria otros tantos.    Al final resultó una experiencia única, de las más emocionantes de esos días.  Así y todo después de aquella pesca gloriosa pienso que sigue sin gustarme, tal vez porque ahora sé que nunca será lo fructífera que aquella mañana

Akureyri desde la otra orilla del Eyjiaförður

Después de revisitar el centro de Akureyri y renovar avituallamiento, salíamos de nuevo en coche hacia el este, haciendo parada y comida en Goðafoss , la cascada de los dioses.  Una impresionante caída de agua de unos doce metros de altura pero con una anchura de cincuenta metros repartidos en diversos chorros que pulverizan en majestuosa caída el agua del Skjalfandafljot, deshielo del Vatnajökul en las proximidades del volcán Bárðarbunga.  El tiempo soleado ensalzaba la majestuosidad de la cascada. 
Goðafoss, la cascada de los dioses
     Según las Saga de los Islandeses allá por el año 1000, con el cambio de milenio, los islandeses, mitad paganos, mitad católicos se plantearon unificar criterios religiosos y oficializar una única religión en la isla.  Tras arduos debates en Þingvellir,y sin llegar a acuerdos, pidieron el arbitraje de uno de los hombres más respetados de la asamblea, Þorgeir Ljósvetningagoði quien, aunque de creencias paganas, podría hallar una solución aceptable para todos.  Se retiró Þorgeir  al campo, en pleno santuario natural de Þingvellir totalmente nevado, en crudo invierno y protegido solamente con  pieles de cabra y al cabo de unos días de ardua meditación anunció al Alþingi (Asamblea de Jefes) la mejor o más ventajosa opción:  a partir de ese día Islandia sería cristiana pero se conservarían ciertas costumbres paganas, algunas bastante crueles, y en privado, rigurosamente en privado, se podría seguir invocando a los viejos dioses Thor, Odín, etc. y continuar con un paganismo de puertas adentro quien lo quisiera.  Acto seguido Þorgeir recogió todos los iconos paganos que pudo, viajó al lejano norte, a nuestra cascada y en ella arrojó todos los símbolos del paganismo recién abandonado.  De ese hecho le viene el nombre de Goðafoss cascada de los dioses, o los goði.
Goðafoss

Pseudocráteres entre Goðafoss y Myvatn

       En el campo islandés, especialmente en el menos habitado y en los extensos desiertos de lava, aparecen frecuentemente hitos hechos a base de amontonamiento de piedras que alcanzan diferentes alturas.  Servían en tiempos pasados de guías de caminos  ya que se avistan de lejos o que sobresalen por encima de la nieve.  La mayoría de ellos son muy antiguos y en la actualidad creo que están declarados o intentando declararlos parte del patrimonio cultural de Islandia y como tal gozan de un cierto nivel de protección.  Ocurre, sin embargo,  que cualquiera se baja del coche y en dos ratos construye un amojonamiento por su cuenta y riesgo por aquello de la moda o de la filosofía zen y los hitos realmente antiguos han encontrado en sus hermanos espurios los peores enemigos desde el punto de vista cultural. Para evitarlo, en algunos lugares se han habilitado zonas en que se pueden fabricar hitos a sabiendas de que no formaran parte del patrimonio histórico y permitiendo así el dudoso arte de los viajeros más creativos. 
Recovecos del lago Myvatn y volcanes mesa
      De Godafoss a Myvatn hay un paso.  El nombre Myvatn que hace referencia a la zona y actual parque natural significa lago de los mosquitos, por los muchos que abundan en los alrededores hasta hacer insufrible la estancia.  Nosotros afortunadamente no los padecimos, no sería la época.  En la extensión del parque natural, un espacio relativamente pequeño, se tiene oportunidad de observar y estudiar todos los fenómenos geológicos imaginables y una gran diversidad de paisajes y vistas impresionantes e irrepetibles.
Paseo por Dimmuborgir
 

Formaciones lávicas en Dimmuborgir
     Al sureste del lago, por comenzar por algún sitio, la primera sorpresa: Dimmuborgir (dimmu, oscuridad y borgir, fortaleza) es una zona que recuerda, en efecto los restos de una gran ciudadela, negra destruida por el tiempo.  En un recorrido a pie , no es posible de otra manera, caminas entre cavernas formadas por roca, arcos naturales, pilares lávicos que semejan chimeneas, corredores y pasillos laberínticos, todo ello de lava de color muy oscuro a la que se agarran agónicos el abedul enano y el sauce lanudo de no más de metro y medio de altura.  Dentro de ese laberinto negro es leyenda que en temporadas lo habitan los 13 duendes de la navidad, los Jólasveinarmir o Yule Lads.  Son trece jóvenes-ancianos hijos de la malvada troll Grýla que según la tradición gastaban bromas muy pesadas a los islandeses, como robarles la carne, la leche o la mantequilla, hacer ruidos de noche,  abrir las puertas e incluso comerse a los niños.  Hoy en día la tradición ha restado malevolencia a estos duendes y ha relegado su trabajo a los trece días previos a la navidad.  Desde el día 13 de diciembre los niños ponen sus mejores zapatos exquisitamente limpios en la ventana y cada noche uno de los jólasveinar, les deja un regalo si los niños en cuestión se han portado bien.  En el caso contrario le dejarán una patata podrida. 

Salix lanata, sauce lanudo en Dimmuborgir
Subiendo al cono del volcán Hverjal
     En las proximidades un poco hacia el norte está el volcán Hverjal, desde cuyo cono se domina el lago Myvatn, Dimnuborgir, el desierto de Ódadahraun, los volcanes tuya, las montañas policromadas próximas a Námafjial y los vapores y humos del Krafla.  Tras una subida de poco más de un kilómetro se accede al borde del cono, una circunferencia perfecta por la que se puede circunvalar el volcán y admirar los alrededores.  Durante el recorrido nos fue castigando un viento helado y terrible que amainó algo al final y nos permitió tener unas vistas preciosas sobre los lejanos volcanes tuya o volcanes mesa, y un atardecer pleno de colores rojizos sobre el lago (atardecer que duraría cuatro o cinco horas más).


Cono del volcán Hverjal y lago Myvtn

Otra de Myvatn desde el cráter
     Tras descender del volcán nos alojamos en bungalows  del camping Vogar.  Esa noche teníamos cena española, huevos fritos con jamón de Extremadura, a la que se sumó el salmón ahumado islandés.  A falta de vino como mandan los cánones, cerveza Thule o Viking de color ambarino oscuro y sabor fuerte.  Un enorme mapa de Islandia que cubría toda una pared del salón, un piano desafinado y una estantería de libros ininteligibles nos acompañaron en la sobremesa.  Fuera seguía el lento atardecer y la semiclaridad que nos acompañaría toda la noche. 
Námafjial en el lento atardecer del cráter

Recorrido del día