Ítaca puede esperar
Diletancias en cajita de-sastre
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos
lunes, 2 de febrero de 2015
viernes, 23 de enero de 2015
ISLANDIA 9. HERDUBREID
Herðubreið , anchos hombros. |
Túnfífill, diente de león en el área del Myvatn |
El día presentaba un intenso
programa de muchos kilómetros y horas y a las las nueve, estábamos en el coche para retomar la
carretera hacia el este. El cielo limpio
nos prometía hermosas y largas vistas entre el desierto del norte y los fiordos
del este. La carretera dejó a la
izquierda las desviaciones para Dettifoss y el puente sobre Jökulsá á Fjiollum.
Desierto de Ódáðahraun |
Ódáðahraun y la montaña Herðubreið |
A la derecha se extendía el terrible
Desierto de Ódáðahraun, cien
kilómetros a la redonda de lava, arenas volcánicas y blanquecinos ríos procedentes
del otro gran desierto helado del sur, el inmenso glaciar Vatnajökull. Y en medio del desierto de lava, Herðubreið la montaña emblemática de
Islandia, con un enorme cono de nieve sobre su meseta nos recordaba la carpa de
un circo o un pastel de cumpleaños cubierto de nata. Herðubreið
es otro volcán tuya que erupcionó en el Pleistoceno bajo una gruesa capa de
hielo de varios centenares de metros que aplanaron su superficie superior y que otra erupción posterior, con menor volumen de hielo sobre ella, formó
el cono que lo sube hasta 1682
metros. No tiene una gran altura pero su
ascensión, aparentemente asequible, es bastante difícil. Su nombre viene a significar “anchos hombros
o ancha espalda” y su contemplación se vuelve hipnótica desde muchos puntos de
la carretera Uno desde los que es visible en medio del desierto de lava de Ódáðahraun desde Myvatn hasta
Egilsstaðir. Su acceso, es complicado,
por las carreteras 88 o la 905, cada una por una margen del Jökulsá á Fjiollum
cuyos afluentes hay que vadear.
Gloria ante el Herðubreið |
Ódáðahraun significa “campo de lava de los bandidos” debido a los múltiples casos de proscritos
que se autodesterraban en él huyendo de la justicia y allí pasaban ocultándose
de sus perseguidores los veinte años que habían de transcurrir para que su
delito prescribiese. Entre las leyendas
de esos proscritos destaca la de Fjalla Svindur (Svindur de la montaña) y su
esposa Halla que vivieron, en el siglo VIII, veinte años de sus vidas en estas
regiones entre robos, asaltos, detenciones, huidas y reencuentros ocultándose
largos inviernos en glaciares y cuevas, alimentándose a veces de la carne de su
caballo o de las raíces de la angélica (Angelica archangelica) planta nacional de Islandia
en las cercanías del Herðubreið o el
cercano oasis de Herðubreiðarlindir. Esta historia la cuenta el cineasta sueco
Victor Sjöström en su película “El fuera de la ley y sus esposa” en la que se
canta una de las más famosas y trágicas nanas islandesas “ Sofðu agnu astin
min” (duerme, pequeño amor) que canta Hella antes de arrojar a su hijo a una
cascada. Se pueden ver sendos videos en estos enlaces:
Un alto en la carretera |
El viaje continuó por la carretera
Uno entre múltiples paradas para fotografiar el
Herðubreið, las montañas, los neveros o los torrentes hasta llegar a Egilsstaðir, la capital del este de la
isla y en muchos días de viaje el primer lugar con calidad de ciudad mediana. Eggilstaðir se nos presentaba esa mañana
luminosa como una ciudad amable, moderna, verde, ordenada y civilizada. Tras días de impresionante, salvaje y solitaria naturaleza veíamos
de nuevo un buen número de edificios agrupados, calles, avenidas coches,
tiendas,cafeterías y sobre todo gente.
Aprovechamos para reabastecer la despensa, para comprar tarjetas de
memoria para las cámaras, que las otras estaban llenas de fotos, pasear por la
ciudad y tomar un café, que nos sirvió una chica de preciosos ojos verdes
(Pretty Eyes), al tiempo que nos enterábamos de la abdicación
del rey Juan Carlos.
Subiendo a Hengifoss. La cascada se ve al fondo, casi en el centro, un poco a la izquierda en un cortado más oscuro. A su izquierda otras cascadas más pequeñas |
Impresionante Hengifoss |
Continuamos conduciendo hacia el sur por la margen izquierda del
lago Lagarfljot y tras unos kilómetros nos dispusimos a hacer un paseo de un par de horas o tres
para ver la cascada de Hengifoss. En la subida, algo exigente, no sabes si
mirar a tu derecha y ver el impresionante torrente con pequeños arcoíris entre piedras ocres, buscar a la izquierda otras cascadas más pequeñas, descubrir al frente la majestuosidad de Hengifoss o descansar
la vista mirando a tu espalda el lago Lagarfljot y las verdes praderas entre
las que discurren los meandros del río que baja de Vatnajökull. Tras vadear el
torrente varias veces se llega al pie de la cascada de deja caer desde ciento
treinta metros y entre paredes estratificadas de diferentes ocres un volumen
majestuoso de agua y carámbanos que forma en
el punto de caída un enorme cono
de hielo en el que el agua líquida rebota y
forma espléndidos arcoíris.
La subida y el largo paseo hacen que no sea una cascada muy visitada,
nosotros solo coincidimos con otras cuatro personas, pero la soledad del trayecto, el fragor del
torrente y la majestuosidad de la cascada hacen que Hengifoss sea una de las
visitas que considero imprescindibles. Nuestro vídeo de la cascada en el siguiente enlace:
Hengifoss
El lago Lagarfljot, se nutre del Jökulsá i Fljótsdal que baja del Glaciar
Vatnajökull. Además de sus propias aguas
recibe otras desviadas en grandes obras de ingeniería para aprovechamiento hidráulico. Eso ha hecho que el
lago recoja más aporte sólido, arenas y cenizas volcánicas que han cambiado drásticamente y para mal las condiciones
ecológicas de la
zona. Como el lago Ness, este también tiene su monstruo, el
Lagatfljotsormurinn, que también debe de estar sufriendo este atentado ecológico.
Ovejas pastando con vistas a los meandros del Jökulsá i Fljótsdal junto al lago Lagarfljót |
En el otro margen del lago está el mayor bosque de Islandia, el Hallormsstaðsrskógur, con
coníferas y abedules de
buen tamaño para lo que se ve
en las isla. Recorrimos el bosque cabalgando,
primero a paso normal y luego a veces a
ese trotecillo especial que tienen los caballos islandeses.
Valle de Breiddalsvik y la Carretera Uno |
Valle de Breiddalsvik |
De nuevo en marcha, bajamos por el valle glaciar de Breiddalsvik buscando los fiordos más septentrionales del este. La carretera una por estos valles está sin asfaltar en muchos tramos y la
velocidad ha de ser reducida. Tanto
mejor: los paisajes entre montañas nieve y niebla son impresionantes. Justo llegando a la costa el cielo se nubló por completo y el paisaje se metió entre nieblas. Así llegamos a Berunes, un
pueblecito-granja en que había un alojamiento
con un encantador aire islandés de principiso del
siglo XX en el que nos alojamos. El
conjunto lo componían un total de ocho
o diez casas diseminadas, un lugar para acampadas, una iglesia de madera y adosada
a ella un cementerio casi familiar. Todo
ello en medio de un prado al lado de las playas pedregosa que da vista a la
isla de Papey cuyo nombre le viene
de los frailes papar que se establecieron en ella desde los primeros tiempos
de la colonización allá por el siglo X.
Berunes, albergue, iglesia y cementerio |
Como quedaba algo de tarde, entre la niebla nos bajamos a la playa
en la que anida multitud de aves marinas
especialmente eider y krías y en cuyos bordes florecen el Taraxacum, diente
de león (túnfífill) , la Armeria marítima (geldingahnappur) y el Plantago marítima (kattartunga).
Mapas del recorrido entre Myvatn y Berunes |
miércoles, 31 de diciembre de 2014
ISLANDIA 8.- HVERIR. VITI.
En las immediacionaes del infierno: Hverir |
Pasada la medianoche: a la izquierda el volcán Hverjal y al fondo un volcán tuya nevado |
En
la jornada de ayer a última hora de la tardeen el cráter del volcán Hverjal, el sol iluminaba las laderas amarillentas del
monte Námafjal a pocos kilómetros.
Era una vista excepcional que combinaba la calidez de la luz del sol de
la tarde con las coloraciones amarillas y ocres de las montañas que destacaban en el paisaje oscuro de
lava. A medianoche, el sol seguía próximo al horizonte sin ocultarse y sacando rojizos colores a las pocas nubes alargadas que se extendían por el oeste sobre los volcanes cubiertos de nieve.
Campo de fumarolas y solfataras de Hverir y montaña de Namafjal |
Barro candente junto a la Nacional Una, a la izquierda el puerto de Námaskard |
Námafjal fue la primera visita de la mañana.
La carretera una, se dirige hacia el este y sube el puerto de Námaskard desde el que se disfrutan unas excelentes
vistas: hacia el sur el desierto
motejado de volcanes tuya. al oeste el lago, al norte el complejo volcánico del Krafla y al este la cuenca
del Jökulsá á Fjöllum. En la zona norte de Námafjal (montaña de la mina) se sitúa la solfatara Hverir, un amplio
complejo amarillento de azufre con chimeneas humeantes que producen fuertes
zumbidos, charcos azulados o grisáceos de
barro hirviente y un potente olor a azufre.
Pasear con prudencia por los caminos señalizados, ya que hay cierto riesgo en salirse de ellos, te lleva de
asombro en asombro a uno de las vivencias islandesas más espectaculares.
Arroyo de agua hirviente bajando de Namafjal |
Reponiendo nieve para enfriar las cervezas |
Como es buena idea variar de contenido la siguiente visita iba de cascadas. Hacia el este, siguiendo la circular número uno y en unos kilómetros girando hacia el norte están los accesos a Dettifoss. Hay dos posibilidades, una siguiendo la margen izquierda del Jökulsá á Fjöllum y otro por la margen derecha después de pasar un moderno puente sobre el río de aguas blanquecinas. Optamos por este segundo trayecto, algo más largo y con peor carretera, pero que permite unas vistas mejores y menos concurridas de la cascada. No pudo ser: nos encontramos la indicación de carretera cortada, que en mayo todavía es frecuente en las carreteras secundarias. Nos volvimos y tomamos el camino clásico que nos dejó en unos enormes aparcamientos en el que ya había bastantes vehículos. Tras un corto paseo entre lava y algunos neveros se accede a la cascada que tiene fama de ser la más caudalosa de Islandia. El espectáculo es impresionante, una arista de cien metros de anchura dejando caer agua unos cuarenta metros en un cañón en el que se oculta a las miradas de los visitantes y que llevará al turbulento río a varias cataratas más antes de llegar al ártico.
El Jökulsá á Fjöllum encañonándose tras la caída en Dettifoss |
Dettifoss es considerada la catarata más potente de Europa |
Todavía hacía frío esa mañana junto a Dettifoss |
No seguimos el curso del río sino todo lo contrario: corriente arriba a un cuarto de hora de paseo
está la catarata de Selfoss,
tal vez menos espectacular que la de Dettifoss pero que combina una mayor
anchura de caída con el fluir más tranquilo del agua entre neveros y columnas
de basalto en sus bordes.
El
camino es llano y discurre entre mares de lava en cuyos horizontes de ven montañas cubiertas de nieve, algunas de ellas
espectaculares al tener en su parte alta unas extensa meseta lo que hace que
nos recuerden enormes tartas de cumpleaños. Son los volcanes tuya o
volcanes mesa y su forma tan peculiar se debe a que se formaron por una erupción bajo una enorme capa de hielo de bastantes
centenares de metros. Son frecuentes
mirando en la dirección sur atravesando visualmente
todo el enorme y temible desierto de lava de Odaðahraun que se entiende desde la carretera hasta el
inmenso Glaciar Vatnajökul. Destaca en medio del desierto el Herðubreið y a
su izquierda, pero mucho más lejos el Askja.
La
zona está totalmente despoblada. De los 330.000 habitantes de Islandia, más del setenta y cinco por ciento viven en la
capital y sus barrios y ciudades adyacentes.
El resto es un territorio extenso y con una densidad de población mínima. La población en las últimas décadas ha ido progresivamente
emigrando a la capital y abandonando el campo.
De hecho los propietarios de tierras en Islandia han vendido sus
propiedades al estado y han optado por una vida más urbana. Sin embargo la
natalidad crece en Islandia favorecida por las ayudas estatales. Los islandeses tienen a sus hijos siendo
bastante jóvenes en torno a los veinte años, y es frecuente ver a mamás recién salidas de la adolescencia paseando a sus bebés.
Gozan de interesantes ayudas económicas y muy buenas condiciones laborales para criar a los hijos. Las madres solteras tienen especial protección estatal lo que hace que el matrimonio no
sea una opción muy aconsejable desde el punto
de vista económico.
Después de la visita a las cascadas volvimos a la zona del volcán Krafla, al norte del lago y de Námafjal. El volcán Krafla es el centro de una región de una notable actividad geotérmica en la que cabe incluir Námafjial y Leirhnjúrkur. La actividad energética de la zona se explota en la planta geotérmica que canaliza el vapor del interior de la tierra para producir energía eléctrica. El vapor se extrae mediante una serie de perforaciones desde las que se conduce el vapor a gran presión por unos tuberías enormes hasta la central productora. El enorme cono del volcán es un hervidero de ruido y nubes de vapor visibles a bastante distancia.
Muy cerca, pues realmente es la
misma zona, está el volcán de fisura Leirhnjúrkur cuya última erupción data de los años ochenta.
La fisura se prolonga muchos kilómetros en dirección norte y en toda su extensión se alternan fumarolas en campos
amarillentos de azufre y campos de lava negra y rojiza y aún
mantiene la tierra a elevada temperatura en muchos puntos Se estima que el magma fundido no está a más de kilómetro y medio de profundidad. Como contraste, para acceder a la fisura volcánica, tuvimos que hacer un buen recorrido andando sobre nieve. Pero una vez que se llega a la fisura el
paseo discurre por un paisaje digno del infierno de Dante. Después del paseo por el volcán- fisura es imprescindible subir al cono
del extinguido volcán Viti, nombre que significa infierno
y que tiene otro homónimo en el volcán Askja.
El cono alberga un precioso lago interior de un precioso color
turquesa. Una delicia visual relajante
en mitad de una tierra atribulada.
Terminamos
nuestra visita al parque natural de Myvatn con una relajante tarde de baños y sauna en Jardbödin vid Myvatn el equivalente al Blue Lagoon
de las tierras del norte. Nada como par
de horas de relax en la sauna o en las cálidas (o frías si los prefieres) aguas
termales del Krafla mientras sigues admirando obsesivamente el extrañamente hermoso paisaje de Myvatn.
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