Este poema lo tengo en mi lugar de trabajo desde hace quince años. Pocas cosas me han retenido tanto tiempo.
ÍTACA (C.P. Cavafis)
Cuando emprendas tu
viaje a Ítaca
pide que el camino sea
largo,
lleno de aventuras,
lleno de experiencias.
No temas a los
lestrigones ni a los cíclopes,
o al colérico Posidón,
seres tales jamás
hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado,
si selecta
es la emoción que toca
tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni
a los cíclopes
ni al salvaje Posidón
encontrarás,
si no los llevas dentro
de tu alma,
si no los yergue tu alma
ante ti.
Pide que el camino sea
largo.
Que sean muchas las
mañanas de verano
en que llegues -¡con qué
placer y alegría!-
a puertos antes nunca
vistos
Detente en los emporios
de Fenicia
y hazte con hermosas
mercancías,
nácar y coral, ámbar y
ébano
y toda suerte de
perfumes voluptuosos,
cuantos más abundantes
perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades
egipcias
a aprender, a aprender
de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en
tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu
destino.
Mas no apresures nunca
el viaje.
Mejor que dure muchos
años
y atracar, viejo ya, en
la isla,
enriquecido de cuanto
ganaste en el camino
sin aguardar a que Ítaca
te enriquezca.
Ítaca te brindó tan
hermoso viaje.
Sin ella no habrías
emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada
que darte.
Aunque la halles pobre,
Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has
vuelto, con tanta experiencia,
Entenderás ya qué
significan las Ítacas.
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