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Lago Myvatn y volcán-tuya |
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A bordo del Níels Jónsson,saliendo del puerto de Hauganes debidamente disfrazados |
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Avistamiento de ballenas jorobadas: Visto... |
La mañana iba a ser
marinera: desde Akureyri nos desplazamos al puerto de Hauganes
donde nos disfrazamos con un mono rojo que nos protegería de agua, viento y frío, que los había esa mañana. El barco se llamaba Níels Jónsson y en él embarcamos en singladura por el Eyjiaförður. A pesar de los guantes,
los dedos estaban helados, tanto como la punta de la nariz o los pies.
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... y no visto |
El patrón nos iba avisando con una metonimia del
reloj la dirección en que emergían las ballenas: “Twuelve" si era a proa, "Six" para la popa, " Eight" , a babor, algo atrasado, “Three” para estribor… Así logramos ver en un rato más de diez ballenas jorobadas que son las que recalan en esos
fiordos. El avistamiento era efímero: un momento fugaz mientras asoman la cabeza para respirar y
desaparecer de nuevo en las frías aguas despidiéndose con la cola
hasta dentro de bastantes minutos tal vez a kilómetros de distancia.
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Eyjiaförður |
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Dos de un tirón |
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¿Cinco kilos? |
Cansados de avistamiento comenzamos una sesión de pesca de bacalao con caña.
He pescado pocas veces en mi vida, más bien lo que he hecho es tirar la caña y aburrirme esperando una captura que no solía venir.
Con tales precedentes la pesca no
era lo que más me seducía esa mañana y decidí no pescar y emplear
el rato en hacer fotos del fiordo y las montañas con nieve y tal vez alguna eventual captura de los compañeros de expedición. Sin embargo al ver que los demás sacaban hermosos bacalaos solo con
hacer que los señuelos tocaran fondo
en la ría, me animé a coger una caña y probar. En efecto, al
momento de sentir que los anzuelos llegaban al lecho del fiordo, con un simple
tirón ya podías sacar uno y a veces dos bacalaos en
sendos anzuelos y de buen tamaño. En poco más de media hora saqué seis o siete y Gloria otros tantos. Al
final resultó una experiencia única, de las más emocionantes de esos días. Así y todo después de aquella pesca gloriosa pienso que sigue sin gustarme, tal vez
porque ahora sé que nunca será lo fructífera que aquella mañana
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Akureyri desde la otra orilla del Eyjiaförður |
Después de revisitar el centro de Akureyri y
renovar avituallamiento, salíamos de nuevo en
coche hacia el este, haciendo parada y comida en Goðafoss , la cascada
de los dioses. Una impresionante caída de agua de unos doce metros de altura
pero con una anchura de cincuenta metros repartidos en diversos chorros que
pulverizan en majestuosa caída el agua del Skjalfandafljot,
deshielo del Vatnajökul en las proximidades del volcán Bárðarbunga. El tiempo soleado ensalzaba la majestuosidad
de la cascada.
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Goðafoss, la cascada de los dioses |
Según las Saga de los Islandeses allá por el año 1000, con el cambio de milenio, los islandeses, mitad paganos,
mitad católicos se plantearon
unificar criterios religiosos y oficializar una única religión en la isla. Tras arduos debates en Þingvellir,y sin llegar a acuerdos, pidieron el arbitraje de uno de
los hombres más respetados de la
asamblea, Þorgeir Ljósvetningagoði quien, aunque de creencias paganas, podría hallar una solución aceptable para todos. Se retiró Þorgeir al campo, en pleno
santuario natural de Þingvellir totalmente nevado, en crudo invierno y protegido
solamente con pieles de cabra y al cabo
de unos días de ardua
meditación anunció al Alþingi
(Asamblea de Jefes) la mejor o más ventajosa opción: a partir de ese día Islandia sería cristiana pero se conservarían ciertas
costumbres paganas, algunas bastante crueles, y en privado, rigurosamente en
privado, se podría seguir invocando
a los viejos dioses Thor, Odín, etc. y continuar
con un paganismo de puertas adentro quien lo quisiera. Acto seguido Þorgeir
recogió todos los iconos
paganos que pudo, viajó al lejano norte, a
nuestra cascada y en ella arrojó todos los símbolos del
paganismo recién abandonado. De ese hecho le viene el nombre de Goðafoss cascada de los dioses, o los
goði.
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Goðafoss |
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Pseudocráteres entre Goðafoss y Myvatn |
En el campo
islandés, especialmente en
el menos habitado y en los extensos desiertos de lava, aparecen frecuentemente
hitos hechos a base de amontonamiento de piedras que alcanzan diferentes
alturas. Servían en tiempos pasados de guías de caminos ya que se
avistan de lejos o que sobresalen por encima de la nieve. La mayoría de ellos son muy antiguos y en la actualidad creo que están declarados o intentando declararlos
parte del patrimonio cultural de Islandia y como tal gozan de un cierto nivel
de protección. Ocurre, sin embargo, que cualquiera se baja del coche y en dos
ratos construye un amojonamiento por su cuenta y riesgo por aquello de la moda
o de la filosofía zen y los hitos
realmente antiguos han encontrado en sus hermanos espurios los peores enemigos
desde el punto de vista cultural. Para evitarlo, en algunos lugares se han
habilitado zonas en que se pueden fabricar hitos a sabiendas de que no formaran
parte del patrimonio histórico y permitiendo
así el dudoso arte de
los viajeros más creativos.
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Recovecos del lago Myvatn y volcanes mesa |
De Godafoss a Myvatn
hay un paso. El nombre Myvatn que
hace referencia a la zona y actual parque natural significa “lago de los mosquitos”, por los muchos que abundan en los
alrededores hasta hacer insufrible la estancia.
Nosotros afortunadamente no los padecimos, no sería la época. En la extensión del parque natural, un espacio
relativamente pequeño, se tiene
oportunidad de observar y estudiar todos los fenómenos geológicos imaginables y
una gran diversidad de paisajes y vistas impresionantes e irrepetibles.
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Paseo por Dimmuborgir |
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Formaciones lávicas en Dimmuborgir |
Al sureste del lago, por comenzar
por algún sitio, la primera
sorpresa: Dimmuborgir (dimmu, oscuridad y
borgir, fortaleza) es una zona que recuerda, en efecto los restos de una gran
ciudadela, negra destruida por el tiempo.
En un recorrido a pie , no es posible de otra manera, caminas entre
cavernas formadas por roca, arcos naturales, pilares lávicos que semejan chimeneas, corredores y
pasillos laberínticos, todo ello
de lava de color muy oscuro a la que se agarran agónicos el abedul enano y el sauce lanudo de no más de metro y medio de altura. Dentro de ese laberinto negro es leyenda que en
temporadas lo habitan los 13 duendes de la navidad, los Jólasveinarmir o Yule Lads. Son trece jóvenes-ancianos hijos de la malvada troll
Grýla que según la tradición gastaban bromas muy pesadas a los
islandeses, como robarles la carne, la leche o la mantequilla, hacer ruidos de
noche, abrir las puertas e incluso
comerse a los niños. Hoy en día la tradición ha restado
malevolencia a estos duendes y ha relegado su trabajo a los trece días previos a la navidad. Desde el día 13 de diciembre los niños ponen sus mejores zapatos exquisitamente limpios en la ventana
y cada noche uno de los jólasveinar, les deja
un regalo si los niños en cuestión se han portado bien. En el caso contrario le dejarán una patata podrida.
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Salix lanata, sauce lanudo en Dimmuborgir |
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Subiendo al cono del volcán Hverjal |
En las
proximidades un poco hacia el norte está el volcán Hverjal,
desde cuyo cono se domina el lago Myvatn, Dimnuborgir, el desierto de Ódadahraun, los volcanes tuya, las montañas policromadas próximas a Námafjial y los vapores y humos del Krafla. Tras una subida de poco más de un kilómetro se accede al borde del cono, una circunferencia perfecta por
la que se puede circunvalar el volcán y admirar los alrededores.
Durante el recorrido nos fue castigando un viento helado y terrible que
amainó algo al final y
nos permitió tener unas vistas
preciosas sobre los lejanos volcanes tuya o volcanes mesa, y un atardecer pleno
de colores rojizos sobre el lago (atardecer que duraría cuatro o cinco horas más).
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Cono del volcán Hverjal y lago Myvtn |
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Otra de Myvatn desde el cráter |
Tras descender del volcán nos alojamos en bungalows del camping Vogar. Esa noche teníamos cena española, huevos fritos
con jamón de Extremadura, a
la que se sumó el salmón ahumado islandés.
A falta de vino como mandan los cánones, cerveza Thule o Viking de color ambarino oscuro y sabor
fuerte. Un enorme mapa de Islandia que
cubría toda una pared
del salón, un piano
desafinado y una estantería de libros
ininteligibles nos acompañaron en la
sobremesa. Fuera seguía el lento atardecer y la semiclaridad
que nos acompañaría toda la noche.
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Námafjial en el lento atardecer del cráter |
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Recorrido del día |
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