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Laugarvatn, lago y fuentes geotermales |
Laugarvatn ocupa un lugar privilegiado en el centro del
Anillo de Oro, junto a un lago de aguas templadas rodeado de praderas. La preparación de la cena, la propia cena y la sobremesa fueron excelentes.
No había otros huéspedes en el albergue: exclusivamente para
nosotros. Como iba a ser norma durante
todo el viaje, a las siete y media había que levantarse, asearse, desayunar, preparar los emparedados de la
comida, rehacer el equipaje, colocarlo en el coche…
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Glymur |
El
tiempo se presentaba algo mejor que el día anterior y pudimos disfrutar
de algunas vistas del lago, las montañas y las casas vistosamente coloreadas de Laugarvatn antes de tomar
dirección a Þingvellir. La carretera 48 como siempre entre montañas y cascadas nos llevaba al fiordo Hvalfjörður por el que nos adentramos hasta el fondo
siguiendo su orilla sur. Tras una parada
para hacer fotos en una cascada rodeada de lúpina (Lupinus fabaceae), una planta invasora en Islandia que en mayo florecía con vistosas flores de color azul o
violeta, llegamos al fondo del fiordo.
Allí dejamos el coche y nos
preparamos para andarcon posibles lluvia y viento que es sabido que en Islandia
si quieres ver cambiar el tiempo solo tienes que esperar cinco minutos. un paseo de unas tres horas hasta el lugar desde
donde se despeña la cascada Glymur. Sus 196 metros de caída entre precipicios de piedra
la hacen la más alta de Islandia y una de las
más vistosas.
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Vista del Hvalfjörðurdesde lo alto de Glymur |
En el
aparcamiento encontramos a un grupo de jóvenes españoles que habían venido desde Alemania. En principio pensé que harían allí un Erasmus o similar pero charlando con ellos supimos que eran todos
unos cerebritos que trabajaban en intercambios de formación en diversas empresas aeronáuticas y automovilísticas. El liderazgo del grupo
lo ostentaba una chica decidida y animosa no muy adecuadamente vestida ni
calzada para el paseo pero que dinamizaba al grupo tanto que a veces había que pararla un poco como cuando no veía ningún problema en atravesar el río Botnsá que bajaba helado y torrencial
de la cascada. Con ellos y un par de
británicas compartimos camino hasta
que nos dejaron atrás en la dura cuesta arriba. Hasta el pie de la cascada el camino, prácticamente llano, discurre entre sauces
lanudos y abedules enanos, atraviesa una cueva de lava y llega al río que hay que cruzar pasando en equilibrio
por encima de un tronco de árbol extendido entre ambas
orillas a modo de puente. La fuerte
corriente había desplazado el madero y las
opciones de vadear agarrados a una cuerda tensada entre ambas orillas no eran
las mejores por la fuerza y la temperatura del agua. Tras convencer a la guía de los 'alemanes', comenzamos la subida por
el lado izquierdo de la cascada según el
sentido de la marcha.
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Cascada de Glymur |
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Parte superior de Glymur |
La
subida a Glymur es exigente tanto por la pendiente como por el barro que
en algunos puntos te hace resbalar o los canchales de piedra suelta. Las vistas de la cascada, a nuestra derecha,
son espectaculares: siempre desde el
borde de un precipicio puedes ver la blancura del agua cayendo y que, a veces, se eleva en nubes de pequeñísimas gotas pulverizadas volando sobre el
musgo verde agarrado a la roca en la que anidan aves que continuamente revolotean
la hondonada. El paisaje con la cascada,
el valle, las montañas y el fiordo al fondo te
compensan ampliamente la subida que salva casi en vertical los doscientos
metros. En tiempo de menos agua, puedes vadear el río en la parte superior y bajar por el otro margen de la cascada, pero
esta vez el deshielo estaba en su momento álgido y tuvimos volver por el mismo camino, que por cierto no es que
tiene mejores vistas: la próxima vez será... El
buen tiempo nos acompañó: el sol y las nubes dieron al
paseo una luz bellísima y una temperatura muy
agradable.
Después de la comida en un pequeño arbolado junto a montañas negrasde lava llegamos a Borgarnes
donde podríamos tomar un café. Yo
preferí acompañar a nuestro guía a hacer la compra en el supermercado. En los supermercados islandeses trabajan
chicos y chicas muy jóvenes preferentemente en las
cajas. Sucede en casi todos, los jóvenes islandeses, desde bien pronto trabajan bien en la empresa
familiar, bien para irse educando en el trabajo. En casi todos los supermercados los clientes
pueden tomar café gratis: junto a las cajas no
falta la cafetera, los vasos de plástico, azúcar y leche.
Y el café suele estar bueno.
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Geldingahnappur (Armeria maritima). En el valle de Glymur |
Borgarnes es una ciudad de unos dos mil habitantes,
que para Islandia es mucho, otros pueblos, no pasan de dos o tres casas
aisladas. Así y todo tiene todos los servicios, un gran puente sobre el Borgarfjörður, unas bellas vistas y la puerta a los valles
por que discurre el río Hvitá. Subiendo esos valles pasamos
por Reykholt el pueblo en que vivió y murió Snorri Sturluson,
historiador, escritor, poeta, y jurista islandés además de persona muy rica y sin
demasiados escrúpulos, interesado patriota tanto de Islandia como de Noruega. De hecho murió asesinado por sicarios del rey noruego a los que pidió en sus últimas palabras que no le cortaran la cabeza, al menos eso me contaron.
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Hraumfossar |
El río Hvitá discurre calmado por meandros
entre prados en que pastan caballos islandeses y retozan cisnes cantores antes
de llegar a Hraunfossar. Hraunfossar
es una cascada especial. Tiene una
anchura espectacular y el agua surge en enormes chorros por entre las rocas de
lava sin que se aprecie ningún río por la parte superior. El
agua circula por túneles y oquedades entre la lava
de algún volcán que erupcionó bajo hielo del glaciar Longjökull y de ahí viene su nombre (hraun, lava y foss, cascada). Un espectáculo imprescindible.
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Hraunfossar |
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Gloria en Barnafoss |
Unos
metros más arriba está Barnafoss una cascada que es más bien una sucesión de rápidos encallejonados que
confluyen pronto con las aguas de Hraunfossar.
Cuenta la leyenda que el día de Navidad,
mientras los padres estaban en misa, unos niños cruzaron la cascada por un puente que a la sazón había. Tuvieron la mala fortuna de
caerse y perecer en los rápidos y tras la infructuosa búsqueda la madre lanzó un hechizo al puente que posteriormente fue
destruido por un terremoto de los que son tan abundantes en estas tierras.
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Deildartunguhver |
De
vuelta visitamos el manantial de aguas termales Deildartunga o Deildartunguhver,
cercano a Reykholt. Proporciona el
manantial 180 litros por segundo de agua a ochenta y tantos grados lo que es
suficiente para proporcionar electricidad y agua caliente a Borgarnes y los
pueblos de alrededor. Justo al lado del
manantial, una granja disponía de invernadero en el que se
cultivaban tomates que se vendían a un
precio razonable en una marquesina en la que te servías tu bolsa y dejabas el importe en un cestillo sin necesidad de
vendedor.
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Deildartunguhver |
Volviendo
a la carretera circular 1, a pocos kilómetros al norte está el volcán Gabrok, el cono principal de tres
que se asientan en una fisura volcánica
activa hace tres o cuatro mil. Se
asciende fácilmente por unas escaleras que
parten del aparcamiento y que tras menos de doscientos metros te permiten
rodear todo el cono y tener muy buenas vistas a los alrededores. Se pueden
apreciar antiguas construcciones de lava, corrales para apriscar ganado, a
veces utilizando para estos fines las propias hondonadas de los conos volcánicos menores.
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Desde el cono del Gabrok |
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Cono del Gabrok |
La
carretera 60 nos condujo, como siempre entre torrenteras y nieves a Hvammsfjörður y con el fiordo siempre a nuestra derecha,
por la carretera 54, con muchos kilómetros de
firme de tierra negra avistamos el enorme Breidafjörður plagado de islas y que une o separa la península de Snaefellsness y los fiordos y
tierras del noroeste. Bordeando el pequeño y hermoso fiordo de Álftafjörður, y dejando a la derecha Stykkishólmur, llegamos a Grundarfjörður donde nos alojaríamos dos días.
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Álftafjörður |
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Recorrido del día |
Precioso relato , lo que había oído, Islandia es naturaleza 100%
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