Pide que el camino sea largo.

Que sean muchas las mañanas de verano

en que llegues -¡con qué placer y alegría!-

a puertos antes nunca vistos

lunes, 13 de octubre de 2014

ISLANDIA 2: GLYMUR

Laugarvatn, lago y fuentes geotermales
            Laugarvatn ocupa un lugar privilegiado en el centro del Anillo de Oro, junto a un lago de aguas templadas rodeado de praderas.   La preparación de la cena, la propia cena y la sobremesa fueron  excelentes.  No había otros huéspedes en el albergue: exclusivamente para nosotros.  Como iba a ser norma durante todo el viaje, a las siete y media había que levantarse, asearse, desayunar, preparar los emparedados de la comida, rehacer el equipaje, colocarlo en el coche


Glymur
El tiempo se presentaba algo mejor que el día anterior  y pudimos disfrutar de algunas vistas del lago, las montañas y las casas vistosamente coloreadas de Laugarvatn antes de tomar dirección a Þingvellir.  La carretera 48 como siempre entre montañas y cascadas nos llevaba al fiordo Hvalfjörður por el que nos adentramos hasta el fondo siguiendo su orilla sur.  Tras una parada para hacer fotos en una cascada rodeada de lúpina (Lupinus fabaceae), una planta invasora en Islandia que en mayo florecía con vistosas flores de color azul o violeta, llegamos al fondo del fiordo.  Allí dejamos el coche y nos preparamos para andarcon posibles lluvia y viento que es sabido que en Islandia si quieres ver cambiar el tiempo solo tienes que esperar cinco minutos.  un paseo de unas tres horas hasta el lugar desde donde se despeña la cascada Glymur.  Sus 196 metros de caída entre precipicios de piedra la hacen la más alta de Islandia y una de las más vistosas.
Vista del Hvalfjörðurdesde lo alto de Glymur

En el aparcamiento encontramos a un grupo de jóvenes españoles que habían venido desde Alemania.  En principio pensé que harían allí un Erasmus o similar pero charlando con ellos supimos que eran todos unos cerebritos que trabajaban en intercambios de formación en diversas empresas aeronáuticas y automovilísticas.  El liderazgo del grupo lo ostentaba una chica decidida y animosa no muy adecuadamente vestida ni calzada para el paseo pero que dinamizaba al grupo tanto que a veces había que pararla un poco como cuando no veía ningún problema en atravesar el río Botnsá que bajaba helado y torrencial de la cascada.  Con ellos y un par de británicas compartimos camino hasta que nos dejaron atrás en la dura cuesta arriba.  Hasta el pie de la cascada el camino, prácticamente llano, discurre entre sauces lanudos y abedules enanos, atraviesa una cueva de lava y llega al río que hay que cruzar pasando en equilibrio por encima de un tronco de árbol extendido entre ambas orillas a modo de puente.  La fuerte corriente había desplazado el madero y las opciones de vadear agarrados a una cuerda tensada entre ambas orillas no eran las mejores por la fuerza y la temperatura del agua.  Tras convencer a la guía de los 'alemanes', comenzamos la subida por el lado izquierdo de la cascada según el sentido de la marcha. 
Cascada de Glymur

 
Parte superior de Glymur
           La subida a Glymur es exigente tanto por la pendiente como por el barro que en algunos puntos te hace resbalar o los canchales de piedra suelta.  Las vistas de la cascada, a nuestra derecha, son espectaculares:  siempre desde el borde de un precipicio puedes ver la blancura del agua cayendo  y que, a veces, se eleva en nubes de peque
ñísimas gotas pulverizadas volando sobre el musgo verde agarrado a la roca en la que anidan aves que continuamente revolotean la hondonada.  El paisaje con la cascada, el valle, las montañas y el fiordo al fondo te compensan ampliamente la subida que salva casi en vertical los doscientos metros.  En tiempo de menos agua,  puedes vadear el río en la parte superior y bajar por el otro margen de la cascada, pero esta vez el deshielo estaba en su momento álgido y tuvimos volver por el mismo camino, que por cierto no es que tiene mejores vistas: la próxima vez será...  El buen tiempo nos acompañó: el sol y las nubes dieron al paseo una luz bellísima y una temperatura muy agradable.

            
     Después de la comida en un pequeño arbolado junto a montañas negrasde lava llegamos a Borgarnes donde podríamos tomar un café.  Yo preferí acompañar a nuestro guía a hacer la compra en el supermercado.  En los supermercados islandeses trabajan chicos y chicas muy jóvenes preferentemente en las cajas.  Sucede en casi todos,  los jóvenes islandeses, desde bien pronto trabajan bien en la empresa familiar, bien para irse educando en el trabajo.  En casi todos los supermercados los clientes pueden tomar café gratis: junto a las cajas no falta la cafetera, los vasos de plástico, azúcar y leche.  Y el café suele estar bueno.

Geldingahnappur (Armeria maritima).  En el valle de Glymur
            Borgarnes es una ciudad de unos dos mil habitantes, que para Islandia es mucho, otros pueblos, no pasan de dos o tres casas aisladas.  Así y todo tiene todos los servicios, un gran puente sobre el Borgarfjörður, unas bellas vistas y la puerta a los valles por que discurre el río Hvitá.  Subiendo esos valles pasamos por Reykholt el pueblo en que vivió y murió Snorri Sturluson, historiador, escritor, poeta, y jurista islandés además de persona muy rica y sin demasiados escrúpulos, interesado patriota  tanto de Islandia como de Noruega.  De hecho murió asesinado por sicarios del rey noruego a los que pidió en sus últimas palabras que no le cortaran la cabeza, al menos eso me contaron.
Hraumfossar

El río Hvitá discurre calmado por meandros entre prados en que pastan caballos islandeses y retozan cisnes cantores antes de llegar a Hraunfossar.  Hraunfossar es una cascada especial.  Tiene una anchura espectacular y el agua surge en enormes chorros por entre las rocas de lava  sin que se aprecie ningún río por la parte superior.  El agua circula por túneles y oquedades entre la lava de algún volcán que erupcionó bajo hielo del glaciar Longjökull y de ahí viene su nombre (hraun, lava y foss, cascada).  Un espectáculo imprescindible.
Hraunfossar


Gloria en Barnafoss
            Unos metros más arriba está Barnafoss una cascada que es más bien una sucesión de rápidos encallejonados que confluyen pronto con las aguas de Hraunfossar.  Cuenta la leyenda que el día de Navidad, mientras los padres estaban en misa, unos niños cruzaron la cascada por un puente que a la sazón había.  Tuvieron la mala fortuna de caerse y perecer en los rápidos y tras la infructuosa búsqueda la madre lanzó un hechizo al puente que posteriormente fue destruido por un terremoto de los que son tan abundantes  en estas tierras.

Deildartunguhver
           


 De vuelta visitamos el manantial de aguas termales Deildartunga o Deildartunguhver, cercano a Reykholt.  Proporciona el manantial 180 litros por segundo de agua a ochenta y tantos grados lo que es suficiente para proporcionar electricidad y agua caliente a Borgarnes y los pueblos de alrededor.   Justo al lado del manantial, una granja disponía de invernadero en el que se cultivaban tomates que se vendían a un precio razonable en una marquesina en la que te servías tu bolsa y dejabas el importe en un cestillo sin necesidad de vendedor.
Deildartunguhver
            Volviendo a la carretera circular 1, a pocos kilómetros al norte está el volcán Gabrok, el cono principal de tres que se asientan en una fisura volcánica activa hace tres o cuatro mil.  Se asciende fácilmente por unas escaleras que parten del aparcamiento y que tras menos de doscientos metros te permiten rodear todo el cono y tener muy buenas vistas a los alrededores. Se pueden apreciar antiguas construcciones de lava, corrales para apriscar ganado, a veces utilizando para estos fines las propias hondonadas de los conos volcánicos menores.

Desde el cono del Gabrok



Cono del Gabrok
            La carretera 60 nos condujo, como siempre entre torrenteras y nieves a Hvammsfjörður y con el fiordo siempre a nuestra derecha, por la carretera 54, con muchos kilómetros de firme de tierra negra avistamos el enorme Breidafjörður plagado de islas y que une o separa la península de Snaefellsness y los fiordos y tierras del noroeste.  Bordeando el pequeño y hermoso fiordo de Álftafjörður,  y dejando a la derecha Stykkishólmur, llegamos a Grundarfjörður donde nos alojaríamos dos días. 

 Álftafjörður


Recorrido del día


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